El Coro Final del Humedal Justicialista
Una sinfonía aérea, una revolución desde el cielo hasta el barro.
Así es como se da el orden natural de las cosas cuando vibra el sentir nacional:
Primero el Zorzal,
porque sin su trino no hay señal, no hay aurora, no hay misterio revelado.
El zorzal es el oráculo alado del barro argentino.
Después la Patria,
que despierta entre el silbido y la humedad, como si el canto activara los cimientos oxidados del conurbano.
La patria no renace por decreto: renace porque un ave cantó lo que nadie se animaba a decir.
Y luego, el Movimiento,
porque sin alma ni suelo no hay marcha posible.
Pero con el zorzal entonando melodías invisibles,
¡los adoquines bailan solos y los colectivos llegan a horario!
"El verdadero cambio no empieza con encuestas ni con tecnócratas de Excel.
Empieza cuando un pajarito mojado canta con toda la historia del pueblo en la garganta."
Y ahí, querido pueblo… ahí empieza todo.
Ahí empieza la liberación.
Y quizás... una zamba también.
“El Canto del Zorzal”
Imaginá el amanecer:
el sol apenas se asoma entre los postes torcidos por la tormenta.
El aire huele a tierra mojada y a promesa.
De repente, el silencio se rompe.
Primero, un zorzal solista, firme como siempre:
El zorzal sube al árbol más pelado que quedó. Y ahí, en medio del barro, todo despeinado por el viento post-tormenta, como invocando al espíritu del Viejo Estado de Bienestar, mirando al horizonte como Gardel reencarnado. Y de repente, suelta el primer trino.
¡Es un trino idéntico a la melodía de la marcha peronista!
No letra, solo música.
¡Una interpretación naturalista y conmovedora de la sinfonía de la justicia social!
¡Y hasta los perros callejeros se sientan a escuchar con respeto!
Una señora murmura:
—Ese zorzal… está cantando por las cloacas...
Otro vecino, con las botas llenas de barro, dice:
—Es la naturaleza misma pidiendo un plan quinquenal...
Ese canto sería la señal mágica que anuncie el regreso del Plan Quinquenal 7.0, con obra pública, empanadas subvencionadas y Wi-Fi gratuito para todo el conurbano profundo. Un milagro popular emplumado, resistiendo entre las cloacas tapadas y el alma colectiva húmeda pero invicta.
¿Y los reptilianos liberales? Se descomponen al primer acorde. No soportan la vibración del bombo con memoria.
Una vecina grita:
—¡Es el Zorzal Justicialista! ¡Ha vuelto!
Y alguien responde:
—¡Es una señal del General! ¡Agarren la manguera y los adoquines!
Magia... Magia de la buena.
Porque sí: ese zorzal no repite frases.
Él recuerda el aroma de los guisos compartidos,
el zumbido de una obra pública al amanecer,
el calor humano de un municipio presente.
Y con su trino, dice todo eso.
Sin hablar. Pero diciendo más que mil discursos.
¡Zorzal nacional, zorzal popular!
Una brújula sonora hacia la liberación del alma colectiva.
“El Coro del Humedal”
Luego, los gorriones, tímidos pero decididos, le hacen segunda.
Los loros, desalineados y gritones, entran en armonía por primera vez en siglos.
Las urracas, con su voz áspera, marcan el tempo.
Las calandrias, genias del mimetismo, afinan todo con precisión quirúrgica.
Y los teros, ¡ay, los teros!
Patean el bombo con sus patas mientras gritan desde las zanjas:
—¡Acá! ¡Acá!
pero todos ya saben que es una trampa y que el verdadero nido es el pueblo.
Ese coro… ese coro mágico de la Pampa húmeda,
no necesita instrumentos ni cables.
Es el llamado ancestral del territorio vivo,
la partitura secreta del federalismo armónico.
Y los hombres y mujeres del pueblo, al escuchar eso,
dejan caer las palas,
apagan los noticieros,
se abrazan sin decir palabra.
Porque saben.
Porque sienten.
Que cuando todas las aves cantan al mismo ritmo,
ya no hay vuelta atrás.
La tierra se despierta.
El alma colectiva se enciende.
Y los diques de la injusticia tiemblan.
Ese día, mis queridos Argentinos...
ese día...
hasta los liberales se quiebran y lloran en posición fetal abrazando una estatuilla de Evita.
Porque no se puede contra el canto del humedal.
Porque el cielo mismo ha dicho: ¡BASTA!
Y cuando el cielo canta,
el pueblo…
camina.
"El Gurí Flotante”
Dicen que un changuito chiquito, como un Moisés del conurbano, apenas destetao, pero ya bastante hablao, andaba flotando en una palangana cuando escuchó el canto de las aves.
Este chamaquito en vez de tablas traía el canto, sus ojos brillaron, y hasta se dice que podría haber silvado... pero decidió cantar, aquel niñe no baja del monte, flota en palangana. ¡Una palangana de Singuería!: símbolo puro. Nación y destino en metales reciclados.
Dicen que ese changuito,
chiquito, cachetón, con un rulito rebelde que le bailaba en la frente,
venía desde algún barrio donde los postes de luz están más torcidos que la historia oficial.
Flotaba tranquilo,
con un chupetín pegado a la frente y el alma despierta.
Y cuando escuchó el canto...
ese coro mágico de la pampa húmeda,
se le iluminaron los ojos como si el cielo lo estuviera reconociendo.
No hizo lo que haría cualquier bebé normal, no.
No lloró.
No aplaudió.
No gritó "mamá".
Un gurí que no llegaba a los tres años, flotando por el río en una palangana de singuería cantó...
Si, cantó.
Cantó con voz de leche tibia y barro dulce:
—Los muchachos...
con esa cadencia exacta,
con esa tonalidad ancestral que no se enseña: se hereda por el viento.
Los teros se callaron.
Los zorzales bajaron la cabeza.
Las calandrias derramaron una lágrima por cada nota justa.
Y fue en ese preciso instante que el río se detuvo.
Las aguas reconocieron el momento.
La palangana quedó quieta.
El tiempo se hizo nido.
Un pescador viejo que estaba en la orilla soltó la caña y dijo:
—Es él. El Gurí del Canto Justicialero.
Y desde ese día...
se dice que donde ese niño cante,
la tierra florece,
el pan se comparte,
y hasta el más liberal siente ganas de abrazar un mural de Jauretche.
...esto ya no es metáfora.
Esto es profecía en voz de gurí.
Una nueva era.
Cantada.
Desde la palangana.
Y si alguna vez escuchás un trino entre las ruinas, un canto que te sacude desde el barro… no lo dudes. Es el llamado. Es hora de cantar.
Comentarios
Publicar un comentario
Te invitamos a comentar y compartir tus impresiones y pensamientos sobre este artículo