Entre Vitrinas y Boleos: Crónicas del Tiempo Bailado en Ritmo de Milonga para un Museo que No Fue
En esta rama del Multiverso Michio Kaku nació en Boedo y se crió entre quarks, mates y bandoneones.
"El Tango del Bosón Errante"
(Milonga cuántica pa’ bailar en el acelerador de partículas del alma)Con voz de neón y rulo plateado,
el Kaku bajó al barrio entusiasmado.
Hablaba de cuerdas y de dimensiones,
mientras el bandoneón tiraba ecuaciones.
-
¡Hoy se hace el gavión! – gritó un gluón apurado,
mientras un neutrino salió tangueado.
Y el barrio murmuraba entre espín y calor:
“¡Este japonés antes no cantaba con tanto sabor!”
El tachón del tiempo, el mate en el hoy,
los fotones bailando en un pasodoble de sol.
Y las subpartículas, vestidas de arrabal,
se cruzan de piernas y giran sin final.
-
¿Y qué decís vos, tachito existencial? –
pregunta el quark con acento porteñal.
Pero el Kaku sonríe, mirando pa'l umbral:
“Todo es posible si milongueamos el total...”
¡Ay, si nos dejaran milongear,
bajo el cielo cuántico de un bar de empedrar!
Quizás el universo no sea tan formal,
si se lo canta en lunfardo y se lo baila informal.
"Milonga del Choque de Mundos"
Ya se asoman dos malevos
por las ventanas de aquel bar,
con ojos de siglos viejos
y un rezongo pa’ largar.
Uno lleva una cruz colgando,
el otro un librito gastao,
hablan de un Dios que hizo el mundo
sin polvo ni quark tirado.
— ¡Ese tal Darwin era un hereje! —
dice uno, firme y paradito.
— ¡Y ese bang que ustedes aplauden
no fue más que un grito maldito!
El Kaku, desde la barra,
con un sifón de teorías,
les sonríe con compás
y les larga esta poesía:
— Muchachos, si el universo es tango,
¡cada uno baila su son!
Unos pisan fuerte en dogma,
otros giran en razón...
Pero si en el fondo somos luz
y materia de ocasión,
quizás Dios fue el bandoneón
que dio el primer acorde en la función.
Pero el aire ya está espeso,
y el bar se pone espectral,
porque entre ciencia y creencia
se juega el alma del arrabal...
Y en la esquina, el gato ese —
el de Schrödinger, el animal —
saca una faca de lógica
y un manual... espiritual.
"Gato mata dicotomía y se toma la leche"
(Tango en un solo acto, con final de existencia disuelta y vaso vacío)El bar ya no existe.
O existe en potencia.
Quedó flotando entre dos estados
de conciencia y demencia.
El Kaku fuma ideas
en un rincón sin lugar.
Los malevos, callados,
ya no tienen a quién rezar.
De pronto, un maullido corta
el silencio espectral.
Entra el Gato de Schrödinger,
con andar fenomenal.
En la mesa, la realidad
tiembla como flan sin fe.
Y el minino, con descaro,
se sube arriba del porqué.
Mira a uno.
Mira al otro.
Se relame la ambigüedad.
Y con una voz rasposa
dice sin ninguna piedad:
— Yo no estoy vivo ni muerto...
pero ustedes están fritos.
Creencia o ciencia… ¿acaso importa?
¡Si nadie leyó los manuscritos!
Y de un salto, felino y zen,
tira el tablero cuántico al andén.
Con una patita fina y cruel,
apaga el universo… ¡y la ley también!
Los malevos desaparecen,
el Kaku se vuelve pixel.
El tiempo se vuelve espuma.
Y la nada… ¡la nada se huele a miel!
Y mientras el mundo colapsa,
entre materia y sospecha,
el Gato —último testigo—
se toma tranquilo la leche.
ESCENA FINAL – “Entre el farol y el entrelazamiento”
(Toma única. Cámara fija. Tanguedad absoluta con física de fondo y corazón adelante.)
Noche en San Telmo.
Farol de sodio, iluminando apenas la vereda resquebrajada.
El almacén “La Realidad y Algo Más” cierra sus postigos.
El viento huele a tiempo torcido.
En la vereda, un mate frío.
Un bandoneón se escucha sin músico,
vibrando solo desde una ventana abierta del cosmos.
Afuera, el mural de un colectivo fileteado tiene dos extremos:
uno dice “Destino: Infancia”, el otro “Parada: Eternidad”.
Sentado en la esquina, Michio Kaku,
vestido de compadrito galáctico,
mira una flor pintada que se mueve en el fileteado
y dice en voz baja:
— La superposición... es el alma del tango.
Aparece el Gato.
Sin caja, sin teoría, sin pasado.
Se sienta a su lado.
Ambos miran la luna —que cambia de forma cada segundo—
y comparten el silencio.
Una mariposa vuela en reversa.
El vino en la copa se llena solo.
Y una pareja baila tango
sobre el empedrado de Plank,
con cada paso marcando una probabilidad distinta.
De fondo, un cartel escrito con tiza reza:
<<La realidad no se explica... se milonguea>>
Y entonces, como si todo fuera una broma perfecta,
el fileteado se anima.
Las letras giran, las flores se abren,
y un moño rojo dice:
“Gracias por existir, Alan.”
El gato lo mira.
Kaku lo entiende.
Y en el medio del silencio absoluto,
las estrellas aplauden.
<<CORTE A NEGRO>>
<<FIN DEFINITIVO DE ESTA RAMA>>
<<SEGUIR BAILANDO EN OTRA DIMENSIÓN>>
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