馃浉 Lo que buscan los extraterrestres (Asistido por IA)

 

Con cangurera c贸smica y moraleja interdimensional

Cuento para leer en la oscuridad de una vela, o en el fondo de la mente mientras se derrite la l贸gica

I. EL CORTE

Nadie recuerda exactamente cu谩ndo empez贸, pero se sabe que fue durante un corte de luz.

Algunos dicen que en una casa rodante estacionada en un m茅dano sin nombre, otros que fue en una plaza de Berazategui donde los perros hablaban franc茅s y los bancos sangraban si uno se sentaba m谩s de cinco minutos.

Lo cierto es que esa noche se apag贸 la electricidad, pero no el mundo.

Y cuando el televisor chisporrote贸 su 煤ltima imagen —un comercial de yogures que promet铆a inmortalidad— la cangurera c贸smica apareci贸 colgada de una rama.
Nadie sab铆a de qui茅n era.
Nadie se atrev铆a a tocarla.

Hasta que lleg贸 Tito.

II. TITO

Tito era guitarrista, esc茅ptico, adicto a los caramelos de menta vencidos y con una risa que, se dec铆a, hab铆a provocado un terremoto en Formosa.

Tito tom贸 la cangurera y dijo:

Si los extraterrestres buscan algo, no es poder... es estilo.

Acto seguido, se la puso en la cintura, y en ese instante el cielo se abri贸 como una fruta madura.
Una nave con forma de tostadora descendi贸 emitiendo acordes de rock progresivo y olor a jengibre.

Del interior baj贸 un ser alto, verde y flaco, con ojos como cucharones llenos de noche.
Tra铆a una guitarra p煤rpura, sandalias, y hablaba en versos hexas铆labos.

No venimos a invadir / tampoco a evangelizar / s贸lo buscamos vivir / lo que no se puede explicar.

—¿Qu茅 quer茅s decir? —pregunt贸 Tito, mientras su cigarrillo se transformaba en un colibr铆 que cantaba boleros.

Chicas, drogas y rock n’ roll —dijo el alien.

Y entonces empez贸 la escena que nadie olvida.

III. EL RITUAL

La plaza se convirti贸 en un anfiteatro interdimensional.
Los 谩rboles aplaud铆an con sus hojas.
Una se帽ora mayor entr贸 en trance y empez贸 a rapear versos del Mart铆n Fierro al rev茅s.

Los perros que hablaban franc茅s improvisaron una coreograf铆a de tango a茅reo.
Un duende uruguayo vend铆a empanadas de luz.

El alien toc贸 una canci贸n que provoc贸 recuerdos de vidas no vividas:
—Uno llor贸 por un hijo que nunca tuvo.
—Otra se reconcili贸 con su ex de una encarnaci贸n anterior.
—Un adolescente descubri贸 que era budista pero en joda.

Y entonces Tito, con l谩grimas en los p谩rpados y hormigas bail谩ndole en los pies, pregunt贸:

—¿Y por qu茅 lo hacen? ¿Por qu茅 venir hasta ac谩? ¿Qu茅 quieren en realidad?

IV. LA REVELACI脫N

El alien mir贸 a las estrellas y dijo:
No hay planeta que no haya olvidado la alegr铆a. La buscamos. Nada m谩s. Lo que ustedes llaman “chicas, drogas y rock n’ roll”... nosotros lo llamamos el pulso divino.

Las chicas representan el amor, las drogas la expansi贸n, el rock n’ roll la vibraci贸n. Lo buscamos en todos los universos. Pero siempre est谩 en el mismo lugar: donde nadie lo mira.

Dicho eso, sac贸 un espejo de la cangurera c贸smica.
Y se lo dio a Tito.

Al reflejarse, Tito vio un campo, una infancia, un 谩rbol.
Y una piedra.
Una piedra con la forma exacta de la palabra “sentido”.

La nave despeg贸 entre rel谩mpagos hechos de saxof贸n.

Y Tito se qued贸 ah铆, solo, con el espejo, la cangurera, y la certeza de que todo eso hab铆a ocurrido...
...o estaba por ocurrir.


V. LA MORALEJA (estilo Borges con aroma a Cort谩zar)

“No hay alien m谩s lejano que el ser humano cuando olvida por qu茅 baila.

Y no hay ense帽anza m谩s grande que una noche sin luz donde uno descubre que no buscaba respuestas...

...sino una cangurera c贸smica para llevar las preguntas.”

 

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