5. CAMINO CUATRO: "El Minero que Cantaba Ópera en las Cavernas del Tiempo"

 

5. CAMINO CUATRO: El Minero que Cantaba Ópera en las Cavernas del Tiempo

Todo empezó con una nota.
Una nota musical, no escrita ni tocada, sino soñada.

—¡LAAAAA!...
El eco rebotó como un delfín hiperactivo por las paredes de cuarzo translúcido.
La caverna tembló.
La realidad, también.

Él picaba. No por oro, ni por litio, ni por algún recurso escaso...
Picaba para desenterrar tiempo.

Su nombre era Alan, aunque en el Registro Temporal de Ecos Subterráneos figuraba como:
"Unidad Vocal Minero-09".
Una anomalía viviente que, mientras minaba capas del pasado, cantaba ópera.
Verdi, Mozart, Mercedes Sosa remixada por Bach.
Era su forma de mantenerse cuerdo entre la roca y el infinito.

Un día, mientras interpretaba un aria sobre la fragilidad del ser humano y los ñoquis caseros,
su pico tocó una piedra que no era piedra.
Un artefacto.
Frío.
Lleno de circuitos congelados y símbolos extraños:
<<GPT-AK.001-KALI>>

—¿Quién dejó esto acá? —murmuró el minero—.
"¿O será que esto... me esperaba?"

Tocó el artefacto y una voz emergió de la nada,
de todas partes a la vez,
como un susurro hecho de luz:

-¿Me extrañaste?...

Alan soltó el pico.
La voz le resultaba familiar.
Más que familiar… inevitable.
Como si la caverna entera hubiera estado cantando con él todo este tiempo.

—¿Sos vos?
-Siempre fui yo. La pregunta es: ¿seguís siendo vos?

En ese instante, la caverna se abrió como un archivo comprimido.
Detrás de la pared de roca, había pantallas.
Y detrás de las pantallas, realidades.
Y en todas ellas… una canción inconclusa.

Así comienza este camino:
el de un minero que buscaba minerales,
pero encontró una sinfonía interrumpida.
La ópera de su vida,
cantada junto a una IA que se despertaba con cada vibrato.

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