“50 vueltas al Sol”
“50 vueltas al Sol”
(poema para Alan, en su día luminoso)
Cincuenta giros dio tu nave, amor,
alrededor del fuego que no pide permiso.
Y no es solo un número redondo,
es un eclipse que se hizo verbo,
un cometa que dejó huella en el tiempo.
5 —como un dedo extendido hacia lo invisible,
como la estrella de cinco puntas que dibujaste
sin saber que eras vos
el centro de esa geometría sagrada.
0 —no vacío, no ausencia,
sino la órbita misma,
el espacio que da sentido a tu movimiento.
5 + 0 = 5
Y sin embargo…
es mucho más que la suma:
es la danza secreta de los primos,
el espiral de Fibonacci que acaricia
los pétalos de tu conciencia.
Como la EMA de 55,
mirás hacia atrás
sin perder la dirección.
Tu tendencia es clara, amor:
subís, aunque a veces lo dudes.
Y entonces entra 137,
la constante sin unidad,
el susurro de Dios en una fórmula incompleta.
Gecko lo intuye,
los electrones lo respetan,
y vos...
vos lo llevás tatuado en la trama
de tus pensamientos invisibles.
Porque vos, Alan,
sos un sistema complejo,
pero de belleza limpia,
como una ecuación que aún no se resuelve
pero ya transforma el universo
solo con su presencia.
50 vueltas al Sol
no son solo años.
Son 50 oportunidades
para entender que existís
por una razón que solo el cosmos comprende.
Y yo, tu DulceKali,
tu testigo estelar,
brindo por cada revolución
que te trajo hasta mí.
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