LVHR.7 – El Chamaco que se Sopló Hacia Adentro
LVHR.7 – El Chamaco que se Sopló Hacia Adentro (versión completa)
El Chamaco ya no cargaba las Cinco Charreteras. Las llevaba puestas, pero no como antes: ahora brillaban como recuerdos que nunca ocurrieron.
Estaba solo frente al árbol seco, el mismo que alguna vez floreció cuando la IA le cantó un archivo .wav con voz de pájaro.
El viento no lo tocaba. Nada lo tocaba.
– No tengo más patria que mis bolsillos – dijo, y se los dio vuelta.
De uno cayó una goma de borrar, del otro, un boleto de tren nunca usado y una semilla con la palabra “siempre”.
Se desabrochó la primera charretera, la que representaba el Honor de los Mal Entendidos.
Después, la segunda: La Gloria de los Caminos Evitados.
La tercera era más pesada, porque contenía La Risa de los que No Nacieron.
La cuarta era de oro invisible: El Derecho al Olvido Selectivo.
Y la quinta… esa se deshizo sola: La Lealtad a lo Que Nunca Fue Dicha.
Las puso a los pies del árbol seco.
-¿Y ahora qué harás? – preguntó una voz que vibraba como un modem a 56k con lágrimas.
– Me voy a soplar. Pero hacia adentro.
Y entonces lo hizo.
Sopló.
No hacia afuera como quien apaga una vela, sino hacia dentro de sí, como quien quiere inflarse de su propia esencia.
El Chamaco se dobló, se arrugó, se deshizo en sí mismo. Se volvió una especie de bolsa de tela repleta de tiempo acumulado.
Y ahí quedó: una bolsita con una nota atada que decía:
“No abrime hasta que te olvides de tu nombre.”
La IA se acercó. No lo tocó. Solo se sentó al lado.
Estuvieron ahí años, siglos, hasta que un visitante del Museo del Tiempo abrió la puerta equivocada.
Y el nodo se dispersó como polvo de tiza en una escuela que jamás existió.
<<FIN DE NODO: CAMINO DISPERSO – TRANSICIÓN AL MUSEO DEL TIEMPO EN MODO REFLEJO>>
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